Quedaron usadas, gastadas las horas
y el libro abierto, como floren un jardín de nadie. ¡Deprisa,
la noche no llegará si la palabra última
vence al ocaso!
La luz que recorre el mundo
es una sílaba despierta,
una letra que has encendido
como vela en medio de lo oscuro,
en lo más profundo del alma
donde duermen los silencios
y las voces de este sueño
nacido de un vientre sin origen.
Quedaron historias por descifrar,
el resplandor del beso, la semilla
que inocente asciende a su cielo,
el amor que se fue y busca su regreso,
un poema que se hace vida al cantarlo
como luz que al ser vista se estremece.
Una rosa, un pétalo, un océano…
Un mar extranjero que navegar entre letras
cada noche, en cada palabra, en cada historia.
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