viernes, 10 de junio de 2011

Horizonte

Que mi noche sea la noche de tus días,
el clamor despierto de la mañana,
la fuente que mana bajo la espuma.
Como la marea que susurra
y en el cenit de cada instante
se espera y vuelve a partir silenciosa,
mi noche ha sido sosiego e impulso,
clima y vacío al tocar tus días
de sol y futuro, de partidas sin rumbo.
Ya es hora de dormir lentamente,
de escuchar lo que yace en lo más hondo:
fuego, aire, voz de pálpito y océano
nombrando la noche sin nombre.
Nada tiene infinito, salvo tus ojos
cuando miran un horizonte a lo lejos,
buscando conquistar la distancia
con un abrazo de lágrimas y esperanzas.


Ya me voy, ya me fui. Acaso esperando llevarte.

Éxtasis de silencio

El amor fue un gesto, señal cómplice que daba comienzo a un suspiro sin tiempo. Fue un instante, una caricia del viento, una mirada en...