martes, 14 de diciembre de 2010
Un instante
amaneces, en un esplendor
sin tiempo.
Un instante de amor
brilla en la totalidad
de los instantes.
Sopla el viento...
el corazón recoge
un suspiro eterno.
Crepúsculo
paisajes del alma,
nubes serenas, canciones
del viento.
Llega el crepúsculo...
cerrando la luz sus párpados,
acariciando la noche al sol,
en su cita amante con la luna.
Parpadean estrellas lejanas,
misterios de luz, astros de amor
que resuenan... allá en lo hondo
de nosotros.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Descanso
No hay nadie ahora, ni yo tan siquiera.
La noche vela en el crepitar de una llama.
Pronto ha de llegar el sueño.
No hay nadie en la infinitud de este instante.
Todo sucede. Todo parece abrirse a lo sin nombre.
Todo calla y es perfecto.
Todo descansa, sin saber más nada,
en la infinitud de nadie.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Tarde
las horas pasan tan deprisa
que escapamos y corremos
sin llegar nunca a ningún sitio
porque no sabemos a qué lugar
queremos llegar pero corremos
a menudo algo cansados
encontramos la felicidad
y de pronto notamos
que algo de nosotros se va con ella
sentimos que el tiempo no nos espera
que el barco zarpó sin nosotros
que nosotros no estamos allí
¿pero dónde?
vivimos olvidados de nosotros
estuvimos en el paraíso
y ahora es un reflejo inalcanzable
un sueño imposible
que languidece
caminamos ansiosos entre el tumulto
de otros que también llegan tarde
el destino se nos escapa continuamente
no hay tiempo para el silencio
después de aquella claridad crepuscular
que llamamos juventud todo se detiene
y nosotros andamos hacia un lugar incierto
dejamos de dejarnos vivir
después de la juventud
buscamos lo que creemos que nos pertenece
pero sin saber a dónde ir para encontrarlo
y se hace tarde y vivimos y es cada vez más tarde
y aprendemos a conformarnos
porque empezamos a estar cansados
y nos acostumbramos a esa búsqueda
prolongada de ilusorias pertenencias
porque es necesario correr
aunque no sepamos si hay o habrá alguna meta verdadera
algo se aleja pero nunca sabremos qué es
aunque vivamos siempre en esa habitual urgencia
de perseguir sombras y futuras quimeras
emprendiendo ese viaje misterioso de nosotros
que nos conduce sin saberlo
al mismo lugar del comienzo
miércoles, 1 de diciembre de 2010
El sol del bodhisattva
camina tu corazón los pasos de la vida y de la muerte
en un mismo segundo, en una misma eternidad,
en un solo latir fugaz e inconquistable.
Tu corazón es ese viento que palpita
y lo hace surgir todo
desde la nada.
Caminas lejos de las sombras,
como un soldado que no teme al mañana
ni al frío cautiverio de ser el dueño
de lo efímero.
Vives sin prisa en una guerra que no temes,
porque la materia del temor no te reconoce
y aplacas la ira de los injustos regalando
tu silencio.
Lo das todo a cambio de nada y por eso
te has ganado a ti mismo. Eres el Buda
de la entrega, del amor que no desespera
recompensas. Tu entrega es tu regalo,
y tu corazón un tesoro que todos buscan
afuera. Tú vives dentro, y como la luz,
te proyectas de inmediato en lo oscuro,
otorgando claridad y destellos de pureza.
Los otros miran el sol directamente, cegándose,
irremediables. Tú no miras nada, sólo buscas
tu alma en el viento, el viento en el viento,
y siempre el sol aparece detrás tuyo, dirigiéndose
a donde tu mirada le lleve, buscando su luz en ti.
viernes, 26 de noviembre de 2010
Ausencia
bajo el naufragio de los días,
derrotados por los sueños,
atentos a la espera, atentos a la nada.
Pensar que sólo fuimos ausencia,
infinitamente,
ausencia de nosotros mismos.
Sentir que las horas
se ahogan en el suspiro
de lo inmediato,
y que algunos rostros
son visiones agrestes,
caminando lentamente
hacia el olvido.
Esa es nuestra única fortuna,
el afán que ahora desvelamos,
y nos desvela.
Es inútil anhelar lo lejano.
La memoria sentencia ilusiones,
pero perviven sus sombras.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Vamos a la noche
despacio por los horizontes desnudos
en siniestra celda de amor y presagio
Vamos a la noche no llegando
sin ninguna ofrenda ni lágrima enviada
a los cielos lejanos
Vamos donde no viene nadie
al último rincón de una sombra
ausente del dolor y de la muerte
Vamos al espacio detenido
dejando susurros de perfume
por nuestro amoroso camino
Nadie cantará tu paso triunfal
tu esplendor, tu serena certidumbre
Nadie menos tú sabrá que el final
es otro gran comienzo
Vamos a la noche
sin miedo a su silencio
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Eidos
siendo sólo el reflejo de quien eres,
en un lugar donde yo no estoy,
donde yo no puedo estar.
Te veo pero sin poder tocarte,
te respiro pero sin poder ahogarme
vivamente en ti. Te toco y desapareces.
Así te busco, vano intento.
jueves, 11 de noviembre de 2010
De amor creado
Misterio de la luz
Sobre una hoja de azul infinito
se balancea la niebla ensimismada.
Sobre un cuerpo de arcilla, seco
y luminoso.
La luz no se esconde
ni finge presencia cuando se pierde
y nos ciega. Cuando es oscura y no es,
cuando resuena como aroma inconstante en la verdad.
Krishna
Queda el amor
Queda el amor en el vacío,
queda el vacío eterno
del amor.
Queda la luz, el abrazo,
la comprensión, la cálida
y silenciosa comprensión
queda en el amor, en el vacío.
Quedas tú, queda el amor,
quedo yo, contigo, conmigo,
en la unidad constante,
en la sonrisa sin tiempo,
en la mirada tranquila.
Queda el amor, descansando,
reposando, viviendo,
vaciando y llenando de luz
el silencio, la serena llama,
la gozosa paz de nosotros.
Unidad, unidad del amor
que queda en el vacío,
en la nada eterna,
en el manto universal.
Queda la luz, quedas tú,
quedo yo, amantes sin nombre,
gotas de silencio, océanos
de eternidad.
Aquí descanso,
contigo,
conmigo,
en luz tranquila,
en dulce reposo
sin dos.
Te escucho, te siento
y guardo silencio.
Habla la voz, la música celeste
del corazón,
el alegre niño inocente
del amor.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Al fin
Alma de amante
domingo, 7 de noviembre de 2010
Amor sagrado (Tantra yoga)
martes, 2 de noviembre de 2010
Silencios
el silencio se desprende como hojas secas
mientras el viento las mece y acaricia.
El silencio susurra, como la voz del viento,
su misterio y su profundidad,
su espacio sin materia, su eco infinito…
Noble silencio
Un silencio de fondo lo penetra todo.
Las palabras resuenan
como un ligero manantial
y vuelven a su fuente,
a su origen innombrable,
allá donde la no-mente es soberana
en su silencio noble.
miércoles, 20 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
Aire
entre aromas que amanecen.
Amante del viento,
te estremeces
en éste su sonido fresco y constante.
Pálpito de la noche,
miras el ocaso
con el deleite renovado
de igualarte a la claridad
de sus estrellas.
Pálpito del día,
el alba reaparece a través tuyo
abrazando al sol
en fiel saludo de hallazgo.
Guardas el perfume
que acaricia el tiempo
en el ahora
y todo es la misma y múltiple
maravilla del sonido fragante:
el sabor, el tacto,
la luz y la conciencia
llenando lo que eres
de más ser rebosante.
Y ya todo te respira,
porque tú eres, eres el aire,
el aire siempre rebosante.
Amor al fondo de la luz
perdido entre señales de humo,
entre brotes de conciencia.
Un día, un día para vernos los dos
sin espejismos, sin la sombra-reflejo
de tantas inquietudes. Un día
que se fue tras el aire del instante.
Fuimos algo que alumbró detenido
un despertar acaso, una onda
naufragada de secretos latiendo.
Fuimos el sol y la palabra vencida,
la precipitación del aire y la insolación
de la esperanza. Quedamos en lo ido
como en un destino ajeno, como en aquello
que fue visto sin nosotros, en cualquier parte.
Quedó una memoria, en el corazón,
sonando, que todavía nos despierta
a medianoche, como a dos extraños
que no olvidan que siempre
se han amado.
Quedó una memoria,
en el corazón, sonando…
El margen de la luz es el aura de la nada.
A ti, que siempre eres
que se abrazan ajenos al pasar,
absortos en su mundo
de entregada devoción.
Mundo evidente, de ágiles susurros
y de ropajes tenues, desatados, sinceros,
donde beben nuestros cuerpos
el néctar de su gozo,
el circundante hábito de esconderse
y reencontrarse en juego amante,
en sigiloso ofrecimiento de amor.
Toma mi dicha, esperanza abierta
de los días, recorrido de la piel
y sol de estancia infinita, musgo
que cubre placeres, recónditos
huecos de deseo, querencias
múltiples de lo interno y venidero.
Toma mi dicha, esta exhalación de gozo.
En el amor, sólo en el amor,
te encuentro y te conozco.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Amanecer de dos amantes
Recojo el instante tuyo
que se entrega a luz diversa,
haciéndose una y pura
la llama profunda que tu amor desvela.
Entre visitas furtivas
nuestro encuentro de amantes
regala tu voz al día,
saliendo de nosotros
para entrar en el yo-nuestro,
yendo hacia el sueño encumbrado
de dos labios que se funden
en la luz de la mañana.
Y entonces amanezco,
amanece, amanecemos,
acariciados por el aire
que mece nuestras almas.
lunes, 11 de octubre de 2010
Amada belleza de entonces
Y es que me agoto de soñarte idéntica a como eras,
la misma luz de entonces, el mismo pelo,
el mismo silencio alrededor de mis palabras.
Me agoto de pensarte todavía más bella, más perfecta,
tal vez sea esta nostalgia mía que dulcifica
el terrible pasar del tiempo. Yo no sé porqué lo hago.
Y enmudezco entre las sombras del pasado que exageran
el paisaje de ahora, con su callada intensidad
que habita en mi cuerpo solo.
Me agoto de iluminarte con un pensamiento apagado en ti,
luciérnaga de mis espacios, caprichosa belleza
que los dioses sembraron para su propio deleite.
Eras hermosa, eres todavía hermosa entre recuerdos,
casi más joven, como si el tiempo
hubiera resuelto entregarte,
secretamente,
eterna primavera.
Pero a menudo dejo de engañarme y comprendo
que estás muerta. Muerta para siempre en el tacto,
en el romper anhelante de los cuerpos, en el aroma,
muerta para siempre en el ahora. Muerta y perfecta
en mi memoria.
domingo, 10 de octubre de 2010
Bernini imagina el rostro de la belleza sagrada
Música de Bach para el recuerdo.
La tragedia detenida.
Trepan por la memoria
instantes del pasado.
Tus ojos barrocos castigan mi silencio.
Te observo y me detengo, creyendo
de ese modo detener también el tiempo.
Tus ojos entornados castigan mi silencio.
Aquí, ahora, eres materia de mi sueño
y forma sin rostro para mi deseo.
Tu altitud erótica habita en mi letargo,
busca mis manos, arde en lo secreto.
La piedra ha encontrado unas manos
que la conviertan.
Una manos que revelen
su imagen real y oculta.
Esta música y mi memoria
moldearán tu apariencia inocua,
convertirán en belleza sagrada
lo que antes fue cuerpo difunto
y desolado de la naturaleza.
Me entrego a tu palabra, la piedra tendrá tu aliento,
tus ojos entornados acariciarán mi silencio.
Noche abismal
Destino
Aquel que eligió el más transitado de los caminos,
comprendió después que siempre se regresa al encuentro
con la propia soledad.
Aquella soledad que le aferraba y de la que no podía desprenderse.
Pero esa soledad – él no lo sabía- la necesitaba, e incluso la deseaba.
Más tarde supo de lo desconocido,
abarcó –en su silencio- los enigmas de la existencia,
mientras callaba su cuerpo dolido
y ardía su alma en el placer de la certeza.
Fue al encuentro de lo invisible,
quiso hablar con las sombras futuras,
decidió recorrer la línea del viento
tras el suspiro ante un atardecer inmenso.
Y no halló más que palabras difuntas,
gestos hirientes, verdades atrapadas
en el candor de un instante desvanecido.
Pensó: ‘La realidad fue espejo y su cuerpo
apariencia extraña de lo visible.’
Después escribió, buscando al verso: ‘Su cuerpo, el reflejo de quien le observa,
es otro, ninguno, es todo o nadie.
Somos a los ojos del otro, una realidad distinta,
una ficción que nos proyecta en débiles quimeras,
en cenizas que aguardan al viento
y caen como materia esparcida sin destino alguno.’
Ahora esperas el comienzo. Tan tarde, tan cansado.
Poema de amor
por ejemplo, que mi vida sin ti ya no tiene sentido,
que fue un sueño nuestro amor y nuestra existencia.
Podría escribir que tu mirada hablaba desde lo secreto,
que el deseo apenas soportaba la espera, que una caricia
fue el principio del fin: pasión creciendo hacia su cima.
Pero podría también no escribir, dejar que las huellas
se disiparan en el tiempo y que jamás se supiera lo terrible.
Podría no escribir que vinieras y te fueras dulcemente,
desde el ocaso en que era plenitud tu presencia.
Podría no describir lo infinito de un beso en la madrugada,
tu suave tez recorriendo mi cuerpo anhelante, las horas
en que éramos ciega alianza en sagrada comunión.
Podría y no puedo describir ahora lo que se ha tornado
en tristeza de suspiros y en húmeda despedida.
Pudiera y no quiero desvelar la sombra de mis aspiraciones,
la exacta estela de tus brumas, las lágrimas prohibidas del adiós.
Pudiera pero no quiero hablar de ti. Amor.
Inútil belleza
eco de sonata triste
y de luna furtiva.
Hazme pasajero
de tu viaje oculto hacia la palabra
y no te escondas donde pueda verte,
me basta con sentir tu presencia.
Quiero sobrevivir sin apuros a la belleza
que tanto duele cuando se muestra absoluta: inalcanzable.
cuando la roce con mi humana piel
destinada a envejecer.
Quiero ser dueño del valor de existir entregado a todo, incluso a lo real.
Soñar despierto
agita lo más hondo, ciega el instante
que precede al ahora y un segundo
lo da por alcanzado.
Cada minuto que pasa es el tiempo que me falta,
inútil recuperar las señas,
los matices cotidianos:
la incertidumbre o la idea se van alejando
como un lento eco que se pierde en el aire.
En lo más hondo
tu cuerpo
fundiéndose
con el mío
y un sueño que lo recubre,
sueño de otro sueño que fue vida
o deseo.
Ilusión de luz aplacada que nombra mi memoria
en la soledad de la noche, que fiel
como las aguas de Heráclito, ya se aleja
y se pierde con las pasadas noches
que alguna vez moré y que ahora,
olvidadas en lo más hondo del presente,
habitan fugitivas el territorio recobrado
que ya no les pertenece.
Un día esa luz daba sentido y nombre al espacio,
nunca la claridad debió abrazar la noche,
como se abraza una jarra de vino
en la tristeza.
Amor sin tiempo
perfecto de voz serena cantando melodías
de pureza. El blanco cisne de tu alma mora
sábado, 9 de octubre de 2010
Coches de juguete
las amapolas exhalaban su aroma perturbador
y nosotros, como dos gotas de deseo, nos mirábamos,
sin comprender todavía el ruido que el amor desprende
de dos cuerpos entregados a la pasión, repletos
de violento y dulce ímpetu adolescente.
en la noche sagrada y erótica del rito
y los arcos vivos de tus senos alumbraban
impuestos ante mí:
como fieles simetrías del placer
en que yo era perdido.
Y fue colmándose de cantos
la noche ancestral de nuestra unión.
Y partimos de la adolescencia
como dos héroes sin destino,
apabullados de vida,
perdidos en ella
apasionadamente.
Ahora no soy más que la sombra
de ese adolescente,
el niño se pierde
en la memoria
triste y cotidiana
de los días.
Ojalá hubiera seguido jugando
con mis alegres y veloces
coches de juguete.
Ojalá la vida hubiese sido menos seria.
Herido me amparo en la noche perpetua
a un rostro perdido, manantial de felicidad,
que solloza hoy en su eterna putrefacción.
Con qué serena impavidez te recuerdo,
con qué amarga ebriedad intento olvidarte,
con qué horrible nocturnidad te persigo.
Y ya nunca amanece.
viernes, 8 de octubre de 2010
La vida que respiras
Vive con tu presencia el ser
que en todo se encuentra.Respiras en la inmensidad del bosque
las ramas que acaricia el viento, la fragancia
de las hojas serenas, el verde latido
de los árboles
danzando en ráfagas verticales.
Respiras en ti lo que el cielo desenvuelve.
El azul infinito que vence los espacios,
la llama serena del sol que ilumina
esperanzas en la tarde.
El pájaro que canta donde nace la lágrima,
la calma del tiempo cuando ya es de noche.
Respiras en ti lo que el cielo desenvuelve.
El mundo apareciendo en la conciencia,
la flor desnudándose sencilla
bajo su claridad de primavera,
un gesto susurrando dulzura
sobre el vientre de la voz presentida.
El amor llenando lo que vive
con su aroma de más vida palpitante.
Respiras en ti lo que el cielo desenvuelve.
La vida, el mundo, es el hogar de todos los instantes.
Sonata de lo incierto
lejos del recuerdo.
Sonríe en la fotografía
otro que no soy yo,
y me detengo absorto
contemplando aquel paisaje
ya abrasado por el tiempo.
Nada queda de esos días,
del mirar eterno hacia
el horizonte,
hallando caminos vírgenes
que mi mirada exploraba,
bajo el destello
de una inocencia enfurecida.
No reconoce su pasado
aquel hombre que fue niño,
aquel poeta callado que aprendió
a dialogar con las sombras
y a habitar los jardines difuntos
de su propia memoria.
Porque todo instante es la presencia
de lo definitivo, sé ahora cuantas conquistas
han de sumarse a lo perdido.
El niño que juega en las alamedas
no sabe que soy yo quien le escribe.
Aunque ahora me mira, me tiende su mano,
pero su rostro,
ya ha desaparecido.
Los días que te nombran
el arduo caminar de quien fue y de quien sintió
lo que ahora se torna en ausencia y calma de los días.
Se precipita hacia mí el reflejo de un mar soñado,
ya reseco en la plenitud de aquel que espera
y tiende su mano al aire indeciso de un anochecer sereno.
Son los días semblante lejano hacia otra sombra que me invoque.
Pues supe que el mañana es siempre del ayer, que no hallaré
otro cuerpo que tu sosegado contorno no complete.
Se proyecta tu extraño resurgir en aquella playa deshabitada,
donde reposo sumergido cada noche, como náufrago y
amante de esa otra música misteriosa que el océano
y la luna desatan,
en su inmensa y blanca oscuridad.
Imagen de piedra
Quiso mi rostro ser piedra en tu memoria,
quiso el tiempo ser ceniza viva, mármol lejano,
convertirse en escorzo o tenue perfil de antaño,
como dos hojas nacidas del recuerdo,
cayendo en otoño, movidas por el viento,
posando en mis labios
su hondo suspiro eternizado.
Quiso esta palabra ser la última en este instante,
como la muerte, que danza sosegada,
sin conceder últimos retornos.
Recojo la suavidad de un ayer cristalizado,
el esplendor constante que emerge de la noche.
Recojo, en la inmensidad que me otorgaste,
una imagen de piedra para habitar
en la oscuridad que recorre mi cuerpo,
tímidamente, susurrando al silencio
aquellos lugares donde aún sangre la vida,
si pronuncio tu nombre.
jueves, 7 de octubre de 2010
Renacimiento
Ojos que a esta realidad envuelven
regalando su inmenso latir.
Vida, que de naciente frescura nos lleva
milagros entre flores, abrazos del viento.
Todo es signo y mensaje en esta tranquila noche
donde la luz usada renace con el día.
Signo del tiempo encendido, del clamor
de un silencio que habla la verdad con su misterio.
Vida, verdad, renacimiento.
Estrellas del paraíso
Vive la noche en mis ojos de luna despierta
recorriendo el misterio de lo inconcebible
Vive mi mundo en las estrellas del infinito
a través del sueño y el amor por lo eterno
Vivo en la profundidad de los océanos
atravesando la espesura del tiempo
en busca del esplendor de las luces
El sol calienta mis pupilas de nieve
y la luna enfría la llama de mi corazón
Día y noche, dentro y fuera de mí mismo,
avanzan y se ocultan calmando la herida
del sordo vacío de la existencia
Alguien canta a lo lejos pronunciando mi nombre:
¿es Dios, la muerte, la nada, soy yo mismo?
Alguien canta a lo lejos detrás de la luna
en algún lugar del infinito
donde los hombres no existen
y el tiempo y el espacio se expanden
hacia el frío incontenible
Vuela la razón por ese eco funesto
y oculta su miedo en la esperanza de que el sol
nunca se dé por vencido
Y nunca lo hará, porque está dentro de ti
y tú puedes invocarlo
Nunca lo hará, te lo juro,
porque no hay noche que venza
a la luz de la esperanza
Canta, canta a la luz
y verás el paraíso
más allá del espacio,
allí donde el corazón
vuela con el aire
Mente no nacida
te embargas con la conciencia naciente y bondadosa, desapegada.
con la atención permanente, con el báculo vigilante del fluir calmo.
Te entregas al canto callado del No-Yo, la conciencia libre, vaciada.
Te entregas al sagrado Om, la sílaba del corazón del Buda.
Te entregas a otra voz que rige tu conciencia, la voz templada, serena.
Te entregas a ti mismo olvidando quién eres, naciendo en la respiración,
naciendo en los silencios del Dhamma.
Conoces el Noble Sendero, brilla en tu corazón.
Conoces el santo palpitar de la verdad en ti mismo.
Conoces el santo palpitar de la alegría en ti mismo.
Conoces el santo palpitar del Nibbana en ti mismo.
Gozas, caminas, eres... no siendo, no caminando, solamente
petrificado en el estar, imbuido en lo inmóvil,
atravesado por la Conciencia Serena,
por la senda desvelada del sagrado silencio de tu mente no nacida,
innata, original, tocada por la compasión y el amor, tocada por la Verdad.
Amor infinito
Deseo del poeta
que los árboles se amen en el bosque oculto.
DEJAD que la vida sea el poema.
PORQUE la noche nos contempla,
y se hace oscura y profunda
al hallarla desnuda.
Es inmensa la palabra que no existe
porque en nosotros se revela el enigma
y el don de crearla.
Nace del deseo la palabra. Del mágico silencio.
Emerge del abismo la duda atesorada,
dormita en fuego helado, el don de la palabra.
El infinito
Se va la primavera,
quejas de pájaros, lágrimas
en los ojos de los peces.
Matsuo Bashô
Toma la huella, amada mía,
de mi infranqueable mundo,
síguela si lo deseas. Camina
hacia el ir extraño que comienzo,
si fuera ese tu deseo.
Yo recorro, mientras tanto, tu perfil
atento y conmovido, luz de ti en mí,
que te observo.
Casi un segundo y toda esa luz
ya permanece en mi eternidad
de amante náufrago. Casi un segundo
para que esta noche la soledad enfrente
el tiempo a tu imagen, que es deseo
sin espacio, belleza sola de los días
que ya no pasan.
Desde el comienzo estás en mí
y qué lejos de tenerte.
Eras manto en la noche fría,
ilusión para el despertar,
y qué lejos de tenerte
al hallarnos labio a labio.
Muere conmigo el recuerdo de ti,
y tú finalmente, al tocarte ya sin luz.
Mi mundo, solo y definitivo, no te pertenece
ahora que lo has franqueado. Es otro mundo
el que nace fuera de nosotros.
He de partir, amada mía, antes que el olvido.
Llegó la desolación, la mañana del tumulto
y la hora urgente que nos lleva
a donde no sabemos.
Luz, que alumbras las ruinas, no convoques
el terrible final, no permitas que arda la belleza,
no derribes senos y quimeras
y esperanzas.
No inaugures de la nada
otro infinito de verdades pasajeras.
Éxtasis de silencio
El amor fue un gesto, señal cómplice que daba comienzo a un suspiro sin tiempo. Fue un instante, una caricia del viento, una mirada en...
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Amor callado, manto de silencio en que escribir tu nombre. Todas las letras, todas las palabras que forman mis canciones, son una contigo, l...